Trastorno de la excitación genital femenina

Los trastornos de la excitación sexual femenina afectan la respuesta de excitación mental o genital de la mujer. A veces, una mujer con un trastorno de la excitación sexual puede sentirse excitada mentalmente, pero su cuerpo y sus genitales no pueden responder a la estimulación sexual. Otras veces, el cuerpo de una mujer puede responder a la estimulación sexual, pero puede tener dificultad para sentirse excitada durante la actividad sexual.

No todas las organizaciones médicas y psicológicas están de acuerdo en cómo clasificar los trastornos de la excitación sexual femenina. Algunas organizaciones clasifican los trastornos de la excitación sexual como diferentes de los trastornos del deseo, mientras que otras combinan los trastornos de la excitación y el deseo en una sola categoría. Esto se debe a que las mujeres generalmente describen su propia excitación sexual y su deseo sexual como la misma experiencia. Si bien algunas partes del cerebro que regulan la excitación y el deseo se superponen, también hay áreas únicas y diferentes del cerebro y el cuerpo que influyen en la excitación y el deseo sexuales. Según la Sociedad Internacional para el Estudio de la Salud Sexual de la Mujer (International Society for the Study of Women’s Sexual Health, ISSWSH), los trastornos de la excitación sexual y del deseo tienen diferentes síntomas clínicos.

Definición

Bajo este sistema de agrupación, un tipo de trastorno de la excitación sexual femenina es el trastorno de la excitación genital femenina. La ISSWSH define el trastorno de la excitación genital femenina como la incapacidad para desarrollar o mantener respuestas genitales adecuadas, incluida la lubricación vulvovaginal, la congestión de los genitales y la sensibilidad de los genitales, asociada con la actividad sexual y que causa angustia durante un mínimo de seis meses.

Esto significa que las mujeres con trastorno de la excitación genital femenina no tienen suficiente lubricación o sensibilidad vaginal durante las relaciones sexuales, incluso cuando tienen suficiente estimulación sexual. Es importante reconocer que otras condiciones también pueden causar síntomas de trastorno de la excitación genital femenina pero no se considerarían como tal. Estas condiciones incluyen el síndrome genitourinario de la menopausia, anteriormente conocido como atrofia vulvovaginal (el "encogimiento" y adelgazamiento de los tejidos vaginales durante la menopausia), trastornos inflamatorios, infecciones de la vulva o vagina, o trastornos de dolor sexual como vestibulodinia o clitorodinia.

El trastorno de la excitación genital femenina difiere del trastorno de excitación cognitiva femenina porque las mujeres con el primero pueden sentirse mentalmente excitadas durante el sexo, pero no pueden hacer que sus genitales respondan, y las mujeres con el trastorno de excitación cognitiva femenina pueden tener buena lubricación y sensibilidad, pero no excitación mental. La ISSWSH define el trastorno de excitación cognitiva femenina como la dificultad o incapacidad para lograr o mantener una excitación mental adecuada asociada con la actividad sexual, manifestada por problemas para sentirse excitada, involucrada o mentalmente excitada sexualmente durante un mínimo de seis meses.

Los trastornos de la excitación sexual se denominan trastornos de por vida si sus síntomas han estado presentes durante toda la vida del paciente. Sin embargo, la mayoría de los trastornos de la excitación sexual se adquieren, lo que significa que una persona desarrolla síntomas más adelante en la vida.

Muchos trastornos sexuales pueden afectar la lubricación y la sensibilidad de los genitales de una mujer. Sin embargo, una mujer puede tener trastorno de la excitación genital femenina si tiene estos síntomas, pero no tiene otra condición que pueda causar estos síntomas, como una infección, condición inflamatoria, trastorno de dolor sexual, angustia psicológica, problemas de relación o adelgazamiento significativo de los tejidos vaginales. Los síntomas más comunes de trastorno de la excitación genital femenina son:

• Dificultad para producir o mantener una lubricación natural durante las relaciones sexuales.
• Falta de congestión genital durante las relaciones sexuales.
• Falta de sensibilidad genital durante las relaciones sexuales.
• La sensación de tener genitales "muertos".
• Angustia personal o problemas de relación debido a la condición.

Los expertos en medicina sexual creen que muchas cosas, ya sean físicas, psicológicas o sociales, pueden causar trastorno de la excitación genital femenina o empeorar los síntomas. Una lesión vascular (relacionada con los vasos sanguíneos), una disfunción neurológica (relacionada con el sistema nervioso) o un desequilibrio o deficiencia hormonal pueden causar síntomas de trastorno de la excitación genital femenina. Esto significa que las condiciones médicas que afectan los vasos sanguíneos, el sistema nervioso o las hormonas del cuerpo también pueden afectar la excitación genital. Algunos ejemplos de tales condiciones son enfermedad cardiovascular, enfermedad vascular periférica, obesidad, diabetes, trastornos de la tiroides, esclerosis múltiple (EM), estenosis de la columna, cirugías pélvicas (como histerectomía o reparación de prolapso), radioterapia pélvica y anorexia nerviosa.

El trastorno de la excitación genital femenina también puede verse afectado por factores psicológicos como la ansiedad o la distracción, factores culturales como la creencia de que es un pecado disfrutar del sexo o medicamentos como las píldoras anticonceptivas o los antidepresivos. Incluso cosas como la habilidad de la pareja de la paciente o el nivel de atracción que siente hacia su pareja pueden jugar un papel en la respuesta de excitación del cuerpo.

Por último, el envejecimiento puede estar asociado con el trastorno de la excitación genital femenina. A medida que las mujeres envejecen, sus niveles de hormonas reproductivas disminuyen y esto puede afectar la composición y la sensibilidad de los tejidos genitales, así como la cantidad de flujo sanguíneo a la región genital.

Un profesional de medicina sexual con experiencia puede diagnosticar correctamente el trastorno de la excitación genital femenina al obtener un historial completo de la paciente, realizar un examen físico y realizar pruebas de laboratorio según sea necesario.

Quizás la parte más importante (y a menudo pasada por alto) del diagnóstico es el historial de la paciente. El historial de la paciente proporciona información básica sobre el estado del trastorno y puede proporcionar información valiosa sobre la posible causa del problema. Es por eso que el profesional debe obtener una descripción detallada de los síntomas de la paciente, así como el historial médico y quirúrgico, el historial social y el historial de medicamentos de la paciente antes de realizar un examen físico o realizar cualquier prueba de laboratorio.

Luego, el profesional puede realizar un examen físico completo que incluye una inspección visual de los genitales, una medición del pH vaginal, una evaluación del piso pélvico, un frotis vaginal (prueba para detectar infección de la vagina) y una evaluación del dolor en la que el profesional usa un hisopo con punta de algodón para tocar suavemente la vulva y el vestíbulo de la vagina para ver si hay áreas de dolor o intensificación de los síntomas. El examen físico puede ayudar a descartar la posibilidad de otras condiciones que puedan estar causando síntomas como atrofia de los tejidos vaginales, infecciones, trastornos inflamatorios, vestibulodinia o clitorodinia. El examen físico también puede ser útil para determinar si los síntomas cambian a lo largo del proceso o cuándo.

Según los resultados del examen físico, el profesional de la salud puede recomendar pruebas de laboratorio de seguimiento como:

• Pruebas de tiroides y hormonas sexuales para determinar si los síntomas están relacionados con un desequilibrio hormonal.
• Pruebas vasculares para establecer si la causa del trastorno de la excitación genital femenina está relacionada con la función vascular.
• Pruebas sensoriales cuantitativas como pruebas de percepción del calor y del frío o biotesiometría (pruebas de vibración) para ver si el trastorno de la excitación genital femenina puede ser causado por factores neurológicos.
• Prueba de flujo sanguíneo vaginal medido por ecografía Doppler para determinar si hay suficiente flujo sanguíneo a la vagina.

Generalmente, un enfoque holístico es lo mejor cuando se trata de tratar un trastorno de excitación de cualquier tipo. La experiencia de cada paciente con trastorno de la excitación genital femenina es única y, para cada paciente, una combinación diferente de factores contribuyentes ha llevado a la aparición del trastorno. Por lo tanto, no existe una opción de tratamiento única, y los planes de tratamiento deben personalizarse para cada paciente para abordar las diferentes causas subyacentes del trastorno de la excitación genital femenina en cada caso.

Los trastornos de la excitación a menudo se asocian con enfermedad vascular, enfermedad cardiovascular, diabetes y síndrome metabólico, por lo que los cambios en el estilo de vida, como dormir lo suficiente, mantener una dieta saludable, hacer ejercicio con regularidad y dejar de fumar, pueden ser beneficiosos en el tratamiento del trastorno de la excitación genital femenina. Dependiendo de la causa subyacente de la condición, los cambios de comportamiento como ajustar los medicamentos (especialmente píldoras anticonceptivas o antidepresivos), participar en terapia sexual o terapia cognitivo-conductual (TCC) o practicar la atención plena o el yoga también podrían ser útiles. Para las pacientes con dolor pélvico o problemas de incontinencia (pérdida de orina o heces), la terapia del suelo pélvico es una posible opción de tratamiento.

Las pacientes con trastorno de la excitación genital femenina pueden considerar el uso de humectantes y lubricantes vaginales, vibradores o dispositivos de congestión del clítoris para ayudar con sus síntomas. Si los síntomas de trastorno de la excitación genital femenina están relacionados con las hormonas, un profesional de la salud puede recetar a la paciente un tratamiento hormonal sistémico o localizado. Se ha demostrado que las cremas hormonales locales son muy eficaces en el tratamiento de este trastorno de la excitación sexual.

Al igual que con cualquier trastorno sexual, es importante hablar con el profesional de la salud y otros especialistas médicos necesarios antes de buscar tratamiento para su condición.

Recursos:

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